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Aro y Cardozo: el encuentro de dos veteranos que hizo posible la misión

03 Abr 18
Alberto Mena
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Uno es argentino, el otro británico; los dos excombatientes fueron los impulsores de la identificación
Uno es argentino, el otro británico; los dos excombatientes fueron los impulsores de la identificación
Crédito: Mauro V. Rizzi
2 de abril de 2018  

Octubre de 2008. Julio Aro viajó a un encuentro de veteranos de las Malvinas en Londres, invitado por Tony Davies, un sargento mayor del Regimiento de los Guardias Galeses que peleó en la Guerra de Malvinas y vicepresidente de la Asociación de Medallas del Atlántico Sur. Julio, que estuvo como conscripto en la guerra, no habla inglés, pero entre los soldados británicos se encontraba el coronel Geoffrey Cardozo, quien maneja muy bien el español, y le tradujo todos los diálogos con sus anfitriones.

El último día, Aro les contó a los ingleses sobre su reciente viaje a las Malvinas , donde había quedado muy conmovido por encontrar 121 tumbas de soldados argentinos no identificados, que descansaban con la leyenda «Soldado argentino solo conocido por Dios».

«Sepultamos a nuestros compañeros en tumbas de guerra o fosas comunes, y ahora están en Darwin, sin identificar. Es algo que me afecta y quiero cambiar por respeto al dolor de sus familias», les dijo Aro. En ese momento, el coronel Cardozo apuntó que él podía ayudar con la identificación. Relató que, en 1982, había recibido la orden de recoger y sepultar en el cementerio de Darwin los 246 cuerpos de los soldados argentinos caídos durante la guerra. Incluso, tenía un informe donde detallaba ese trabajo con información precisa sobre las características de cada cuerpo, sus pertenencias y el lugar donde habían sido encontrados. «No lo podía creer. La persona que estaba a mi lado como traductor desde hacía días era quien podía facilitar nuestra tarea», relata conmovido el excombatiente. Y agrega: «A partir de ese momento y con la ayuda de la periodista Gabriela Cociffi y del propio Cardozo, comenzamos un titánico trabajo para lograr la identificación de esos cuerpos».

Cardozo viene de una familia de militares. Sin embargo, su labor en el ejército fue marcada por la diplomacia y la capacitación. De hecho, Cardozo no combatió en las islas, llegó apenas culminado el conflicto para contener a los soldados británicos y trabajar con ellos los problemas traumáticos post guerra. Allí se encontró con la labor que iba a cambiar su vida: sepultar a los argentinos caídos en combate.

El coronel destaca que las enseñanzas de su padre, el capitán mayor Freddy Cardozo, lo marcaron a fuego. Sobre todo por su actuación durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue condecorado como héroe por sus hazañas con la Resistencia francesa. Geoffrey se enorgullece por un hecho puntual. «Ocurrió a principios de junio de 1944. Freddy acababa de llevar a cabo una gran emboscada a una columna de vehículos alemanes, perteneciente a la División Das Reich, que corría hacia las playas de Normandía. Los únicos sobrevivientes fueron 12 soldados alemanes. Los resistentes franceses decidieron a acabar con ellos disparándoles a sangre fría. Pero mi padre intervino de inmediato para evitar que llevaran a cabo lo que hubiera sido una carnicería. En consecuencia, los alemanes se salvaron, fueron convertidos en prisioneros de guerra y continuaron viviendo para contarles a sus hijos la historia de un hombre que los había salvado de una muerte segura», cuenta emocionado. ¿Cuánto influyó ese hecho cuando, en 1982, Cardozo tuvo que tratar con los cuerpos de los soldados argentinos? El militar está convencido de que hay que respetar los convenios de Ginebra que garantizan los derechos humanitarios de las personas que participan de un conflicto bélico.

Aro volvió de Londres y creó la Fundación No Me Olvides , destinada a trabajar en la contención y ayuda a familiares de los caídos en las Malvinas, pero por sobre todas las cosas, para lograr la identificación de los cuerpos de sus compañeros. A partir de ese momento, no quedó un solo pueblo, a lo largo del país, donde residiera un familiar de uno de esos 121 soldados adonde Aro no se haya dirigido para charlar, contener y tomar las manos temblorosas de muchas madres. «Mi mamá, María Julia, me dijo una vez que si uno de esos cuerpos en Darwin hubiese sido el mío ella no hubiera descansado nunca hasta reconocerlo. Esas palabras me pusieron una meta», dice Aro.

Hace unos días, Aro y Cardozo se volvieron a encontrar en Londres. Ellos, junto con Cociffi y el líder de Pink Floyd, Rogers Waters, fueron reconocidos con Dos Rosas por la Paz, por su tarea para reconocer los cuerpos de los soldados argentinos. Ellos nunca dejaron de trabajar a la distancia hasta lograr que los gobiernos de la Argentina y Gran Bretaña acordaran encomendar a la Cruz Roja Internacional una misión humanitaria que dio como resultado que hasta ahora se hayan identificado 90 de esos 121 cuerpos que descansan en Darwin.

Cardozo y Aro viajaron a las Malvinas acompañando a las familias de los 90 soldados identificados.

FUENTE: www.lanacion.com.ar

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